sábado, 1 de mayo de 2010

Segunda Parte: Reino d'Epiro


El nombre procede del griego clásico Ήπειρος, cuyo significado es tierra firme, continente. Los primeros asentamientos humanos de los que existen constancia se pueden datar entre los siglos XX y XVI antes de nuestra Era. Fue, desde tiempos clásicos, y sigue siendo en la actualidad, una región agrícola en que se cultiva sobre todo trigo y otros cereales, verduras, frutas, olivos y tabaco, este último introducido en la época de la dominación otomana.

En el siglo IX antes de nuestra Era los corintios fundan la colonia de Butrinto. Toda la región se mantuvo dividida por guerras civiles entre los diverosos pueblos que la habitaban, los molosios, cesprotios, bardeos y caonios. Igualmente mantuvo frecuentes guerras con su meridional vecina Macedonia, excepto en el período de tiempo en que los reyes de Molosia firmaron lazos de amistad con Filipo II de Macedonia. De este pacto salió el matrimonio del monarca macedonio con la princesa Olimpia de Epiro hija del Rey Neoptolemo, de cuyo matrimonio nacería Alejandro Magno. Su máximo esplendor lo tuvo a finales del siglo V y principios del siglo IV antes de nuestra Era, con la unificación de los diversos pueblos por parte de Taripas y con el rey Pirro, ya en el siglo III antes de nuestra Era, conocido por sus victorias sobre Roma en Heraclea y Ásculo, las cuales le costaron grandes pérdidas y dieron origen a la expresión victoria pírrica. Su principal ciudad era Dodona famosa por su oráculo y ubicada en el Reino sufragáneo de Molosia. Durante el reinado de Alejandro de Epiro, la residencia real fue establecida en la ciudad de Butrinto.

En el año 146 antes de nuestra era pasó a formar parte del Imperio Romano y, tras la división del Imperio por Teodosio en el 395 de nuestra Era, Epiro pasó a ser parte del Imperio Romano de Oriente, subordinado a los Emperadores Bizantinos. Aun así, en el 396 la región fue brevemente invadida por los visigodos del Rey Alarico. Desde 1205, tras la toma de Constantinopla por los cruzados, y hasta 1479, formó un reino medieval llamado Despotado de Epiro, en el que se sucedieron las dinastías Lucas Comneno (Bizantinos), y las latinas de los Orsini, Nemañich, Buondelmonti y Tocco, siendo, en algunos momentos, vasallos de los albaneses, queines finalmente lo invadieron y fueron invadidos por los turcos otomanos, quienes mantuvieron el dominio sobre la zona hasta la caída de la Sublima Puerta.

Como vamos viendo, la historia de Epiro, como la de todos los Balcanes es una continua sucesión de conquistas y guerras de pueblos sobre pueblos. En 1913, tras la independencia de Turquía, la zona meridional de Epiro pasa a Grecia y la Septentrional a Albania. El 17 de febrero de 1914, apoyado por el Imperio Austrohúngaro y el Reino de Italia, Epiro proclama su independencia en Argirocastro. Esta independencia fue ratificada por el Protocolo de Corfú, firmado el 5 de mayo de ese mismo año por varias potencias europeas, Austria-Hungría, Italia, Francia, Alemania, Reino Unido, Rusia Albania y el propio Gobierno de Epiro, representado por Georgios Cristakis-Zoógrafos, quien fue proclamado Rey por los Metropolitanos Ortodoxos del país con le nombre de Jorge I. El reinado fue corto, puesto que en 1916, en plena Gran Guerra, fue ocupado por los Albaneses, más tarde, durante la II Guerra Mundial, los Griegos lo invadieron para frenar la expansión italiana en los Balcanes. En 1943, por un pacto entre Albania y Grecia, se volvieron a repartir el territorio y Epiro del Norte quedó en manos del régimen comunista de Tirana.

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